Acerca de las Islas Canarias

Estrabón, Geografía I 5: localización de las Islas Canarias.
            “Las Islas de los Bienaventurados están situadas frente a la costa de Maurusia (costa occidental de Marruecos), frente a su extremo más hacia Poniente, es decir, en la parte de esta región con la que linda así mismo el límite occidental de Iberia; y, por su nombre resulta claro que también a estas islas se las considera felices por el hecho de estar próximas a territorios que, a su vez, lo eran”.
(trad. García Ramón, García Blanco, Gredos, 1991)

 Pomponio Mela, Corografía, III 87: curiosidades sobre las Islas Canarias.
            “Enfrente, las Islas Afortunadas abundan en frutos nacidos de forma espontánea y, reproduciéndose unos sobre otros, alimentan a sus habitantes, que no se preocupan por nada, más felizmente que a otras ciudades cultivadas con esmero. Una de las islas sobresale mayormente por la singular naturaleza de dos manantiales: los que prueban uno se debilitan por la risa hasta morir; para los que enferman así, el remedio es beber del otro”.
(Trad. propia)
(Contra Fortunatae insulae abundant sua sponte genitis, et subinde aliis super alia innascentibus nihil sollicitos alunt, beatius quam aliae urbes excultae. Una singulari duorum fontium ingenio maxime insignis: alterum qui gustavere risu solvuntur in mortem; ita adfectis remedium est ex altero bibere.)


Horacio, Épodos XVI 40 ss: por qué son afortunadas las Islas Canarias.

“Nos aguarda el ancho Océano;
intentemos alcanzar los campos felices,
los campos de las Islas Afortunadas
donde cada año la tierra produce su cosecha, sin ser labrada
e incluso florece la viña, sin ser podada,
germinan las ramas del olivo, nunca estéril,
y los negros higos adornan su árbol;
fluye la miel de la cavidad de la encina y los arroyos
descienden tumultuosos de las altas montañas,
raudos y con fluir rumoroso.
Allí, sin ser obligadas, acuden las cabras a los cubos del ordeño
y el rebaño amigo ofrece sus henchidas ubres;
el oso, al atardecer, no gruñe alrededor de los apriscos, (...)”.

(nos manet Oceanus circum vagus: arva beata
      petamus, arva divites et insulas,
reddit ubi cererem tellus inarata quotannis
      et inputata floret usque vinea,
germinat et numquam fallentis termes olivae
      suamque pulla ficus ornat arborem,
mella cava manant ex ilice, montibus altis
      levis crepante lympha desilit pede.
illic iniussae veniunt ad mulctra capellae
      refertque tenta grex amicus ubera
nec vespertinus circumgemit ursus ovile
(...)
(Trad. propia)


Plinio el Viejo, Historia Natural, VI, 203: Juba II informa acerca de los nombres de las Islas.

            “Esto investigó Juba sobre las Islas Afortunadas: que también están situadas en dirección suroeste, a una distancia de navegación de las Purpurarias (cabo Bogador) de seiscientas veinticinco millas (920 km) (...).
            La primera se llama Ombrios y no tiene ninguna huella de edificaciones; en sus montes se encuentra una laguna y árboles semejantes a la cañaheja, de los cuales se puede sacar, al exprimirlos, agua, amarga de los negros y agradable para beber de los blancos.
           Que la otra isla se denomina Junonia y en ella hay un pequeño templo hecho solamente de piedra. Próxima a ésta hay una isla menor con el mismo nombre.
                   Luego está Capraria, llena de grandes lagartos.
            Desde estas islas se puede ver Ninguaria que recibió tal nombre por su nieve perpetua y está cubierta de nubes.
            Próxima a ésta se encuentra Canaria, denominada así por la multitud de perros de grandes dimensiones, de los que se llevaron dos a Juba; que allí aparecen huellas de edificaciones. Todas abundan en frutos y aves de todo tipo, (...)”.
(Trad. propia)
           
(Juba de Fortunatis ita inquisivit: sub meridiem quoque positas esse prope ocassum, a Purpurariis DCXXV m. p.;(...)
primam vocari Ombrion nullis aedificiorum vestigiis; habere in montibus stagnum; arbores similes ferulae, ex quibus aqua exprimatur, e nigris amara, ex candidioribus potui iucunda;
alteram insulam Iunoniam appellari; in ea aediculam esse tantum lapide exstructam. ab ea in vicino eodem nomine minorem.
Deinde Caprariam, lacertis grandibus refertam.
In conspectu earum esse Ninguariam quae hoc nomen acceperit a perpetua nive, nebulosam.
Proximam ei Canariam vocari a multitudine canum ingentis magnitudinis, ex quibus perducti sunt Jubae duo. Apparere ibi vestigia aedificiorum. Omnes autem copia pomorum et avium omnis generis abundant,(...)